Estos días se celebra a nivel mundial la semana Pride, y con ello aumenta la visibilidad de las personas LGBT. Me ha llamado la atención este vídeo compartido en redes sociales por @devermut, una serie de “mujeres valientes” se han ofrecido para besar por primera vez a otra mujer, sin conocer su orientación sexual de antemano. Las impresiones, reacciones y los comentarios tras la grabación son sorprendentes.
Primero, llama mucho la atención que apenas haya entre un 15%-25% de representación femenina en las organizaciones de las Prides más grandes de España. ¿Qué sucede? Acaso, ¿tanto nos pueden las etiquetas?
Huelga decir que la imagen cuenta, que todo el mundo se hace su posible idea de la orientación sexual de cada uno, ¿pero es tan importante?
Aunque parezca una barbaridad, la mujer a lo largo de la historia ha vivido esa lucha continua por reivindicar aquello por lo que sueña.
En mi caso como piloto de aviación, fueron otras mujeres las que apostaron por esa posibilidad, dando el 200% por abrir el camino. Las féminas en aviación debemos nuestro lugar a Ellen Church, plantó su idea ante el entonces directivo de Boeing Air Transport en los años 30 del pasado siglo. Anhelaba ser piloto, pero sus aspiraciones ensombrecidas por las creencias sociales, le asignaron un lugar más cerca de las nubes, pero como azafata de vuelo. Y nacieron las primeras azafatas de la historia, lideradas por Church, denominadas Sky Girls y enfermeras de profesión. Por primera vez, tuvimos visibilidad en aviación, a día de hoy, un siglo más tarde, siempre he sido respetada en mi ámbito profesional.
De forma independiente a la orientación sexual de cada uno: amemos y dejemos amar. Por nuestras hijas, hagamos de la igualdad en todos sus aspectos un derecho. Sin juicios, sin etiquetas. La mujer alberga muchísima fuerza interior designada por la madre naturaleza, me pregunto si nos asusta llegar a ser tan grandes como nuestras capacidades.