Habla Joan Forcades, el preparador físico de Rafa Nadal, en el libro “Rafa” de John Carlin, sobre la importancia de la familia y el entorno socioafectivo en el rendimiento del tenista. Llega a decir: “Sin esa red de seguridad emocional, la efectividad de mi preparación física sería infinitamente más pequeña de lo que es. Rafa ha tenido éxito porque es una buena persona y está respaldado por una buena familia.”

En realidad durante todo el libro, y en cada entrevista que concede, se puede ver la importancia que da a la familia, a la continuidad con un mismo equipo de trabajo, a su hogar de Manacor (al que siempre regresa para poner los pies en la tierra)… Y es que no debemos olvidar que uno de los pilares fundamentales para el bienestar psicológico es tener unas relaciones favorables con los demás. Una vida llena de afecto y lazos perdurables en el tiempo afianzan la autoestima de uno mismo desde la infancia. Y aunque es difícil, una vida libre de conflictos permite sacar el máximo provecho de nuestras capacidades. Nuestra energía estará focalizada y en armonía con nuestro desarrollo personal.

¿Cómo se puede conseguir esto? Es innegable que una parte está innata en nuestro carácter, nuestra personalidad. Y otra parte está muy influida por el entorno, por cómo este ambiente nos ha frustrado o al contrario ha reafirmado nuestros valores y expectativas. Pero a partir de ahí toca trabajárselo día a día, observando qué relaciones nos resultan perjudiciales y cuáles beneficiosas para nuestro bienestar. Hay que ser muy conscientes de los roles que otras personas nos han asignado, y llegado el caso hay que ir ajustando estas situaciones que se dan en nuestro entorno laboral, entre nuestros amigos y sobre todo, con nuestra familia.

Escucharse a uno mismo, hacer caso de nuestras emociones es clave para saber medir en qué punto nos encontramos y cómo estamos llevando nuestra vida. Si estamos haciendo las cosas que nos convienen.

 

Lourdes Carmona