El poder de la visualización y de la focalización es algo fuera de toda duda hoy en día. Se encuentra por ejemplo entre los hábitos de los deportitas de élite antes de disputar una competición. Incluso puede usarse como técnica de meditación y relajación, o como método de recuperación tras problemas de movilidad graves. La visualización activa el poder creativo del subconsciente y hace que el cerebro se enfoque y movilice recursos disponibles. Para nuestra mente es muy similar la experiencia de una visualización vívida a la experiencia real que tenemos al hacer algo. Incluso una parte del poder de la lectura viene de ahí, de la acción de imaginar experiencias que incorporamos a las propias. Aunque al visualizar estamos recreando nuestra realidad o nuestras expectativas, y al leer se trata de las ajenas.
Una forma de visualizar y focalizar es la que usaron los autores del best-seller Sopa de pollo para el alma, Jack Canfield y Mark Victor Hansen, para conseguir publicar su libro. Tenían el libro, basado en 89 historias de superación personal que habían reunido a lo largo de dos años, pero no tenían quien las publicase. Jack y Mark se propusieron llenar cada día con 5 post-it una pizarra. En cada nota que fueran pegando escribirían algo que hubieran hecho ese día para lograr la difusión del libro… En pocos meses sus iniciativas se contaban por centenares. Lograron el interés de una editorial, y en unos años el libro se había convertido en un best-seller con millones de copias vendidas por todo el mundo¿Fue una suerte que el éxito llegara a sus vidas? Más bien parece que el éxito, parafraseando a Picasso, los encontró trabajando.
Poner por escrito nuestras ideas ayuda a tenerlas más claras, a darles un mayor sentido. Este es un punto que aprovecha nuestra “pizarra de pensamientos”. Es otra forma de dialogar con nosotros mismos, o puede ser también la forma de seguir nuestras propias acciones; no es bastante con tener las ideas en la cabeza, en abstracto. Es más eficaz darles forma en la pizarra, ya sea con post-its, con fotografías, o con recortes de revistas. Además, el tener un lugar de referencia en la casa en donde nuestro proyecto va tomando color, nos mantiene más focalizados, y ayuda a ser más constantes. Pensar un día suelto sobre nuestro proyecto no es comparable a tenerlo presente en la habitación y repetir la visualización del mismo en la pizarra durante días y semanas. Esto dará resultados más duraderos.