Dime qué deseas y te diré quien vas a ser

¿Has pensado en cómo será tu vida dentro de un año? ¿Alguna vez te has parado a pensar en cómo te gustaría que fuera? Basamos nuestro día a día en una acción constante, y dedicamos pocos recursos a nuestro propio departamento de I+D. Se dice que a Einstein se le ocurrieron sus mejores ideas mientras se paraba a pensar en su sillón favorito a tal uso. Tal vez no dispongamos de mucho tiempo para pararnos a considerar el futuro, pero con tan solo cinco minutos al día ya lograríamos beneficios.

Porque esto son las metas, un ejercicio de abstracción en el que imaginamos qué es para nosotros el éxito en el futuro. En el plano económico también funciona ponerse metas, es decir, pararnos a pensar unos minutos qué sería para nosotros el éxito a medio o largo plazo. Porque para que una meta resulte consistente y nos haga mejorar debe mirar a lo lejos, haciendo que nos esforcemos de forma continua en el tiempo. Y hacer lo necesario para ir superando los obstáculos que aparezcan y el desgaste del día a día, es preciso que nos resulte valiosa la meta, que estemos al cien por cien seguros de que nos vale la pena.

Por lo tanto una meta es algo muy personal, tanto como intransferibles son nuestros sueños. Podría decirse algo así como “dime qué deseas y te diré quién vas a ser”. Porque el compromiso total que vamos a tener con nuestra meta nos hará cambiar. No estamos determinados sólo por nuestro pasado sino también por nuestro futuro. Así que no debemos dejarnos llevar por lo que esperan de nosotros, o por la imagen que vayamos tener, o por lo que opine de nosotros el mundo. Cada uno de nosotros debería tener su propia definición de éxito, y establecer a partir de ahí los pasos correctos para conseguir nuestra particular meta. Pararse unos minutos al día a considerar el futuro. Etimológicamente considerar significa observar las estrellas.

 

Lourdes Carmona