El joven Richard Branson ya había fracasado en sus dos primeros negocios cuando era un adolescente. Pero nunca perdió el optimismo y la seguridad en el funcionamiento de sus proyectos. Consiguió sacar a flote una empresa propia que vendía discos por correo a un precio más económico que en tiendas, para luego montar la primera tienda de discos Virgin en Oxford Street, en la que empezó vendiendo saldos y discos de segunda mano.
Siempre rompiendo moldes quiso crear una discográfica, Virgin Records. Su primer lanzamiento fue «Tubular Bells», la opera prima de otro joven de 20 años, Mike Oldfield. La música de Mike Oldfield fue rechazada en varias discográficas, por instrumental, sinfónica, y por no tener batería… Los caminos de Oldfield y Branson, que siempre supo rodearse de los mejores, se cruzaron, llegando a vender de este primer lanzamiento de Virgin Records más de diez millones de copias en poco tiempo.
Se dice que «Tubular Bells» fue el origen del imperio Virgin, pero más bien fue el principio. El origen fue un vendedor de discos por correspondencia, un tendero de discos de segunda mano… Alguien dispuesto a no detenerse en el Club de los Pesimistas ni un segundo.