Cuando nadie me ve. Una semana más, y ya en su sexta edición os traemos otra propuesta de superación personal con las pildoritas de LPD, publicadas en nuestro blog en forma de artículo y en nuestra Fanpage de Facebook encontraréis su versión en vídeo.
Canta Alejandro Sanz que cuando nadie le ve puede ser o no ser, y que no le limita la piel. Y me fascina indagar en esta faceta tan humana y que nos supone tanto sufrimiento e infinitas horas de preocupación. Hoy te proponemos aceptar tus flaquezas y que admires tus fortalezas. Quizás ya tengas en mente varias de ellas, pero la esencia de este ejercicio de autoconocimiento no sería la misma sin preguntar a tres personas distintas sobre tres de tus fortalezas y tres de tus puntos por trabajar. Te sorprenderán sus respuestas, a partir de ese momento dispondrás de diversos campos para empezar a sembrar.
No somos conscientes de la importancia que tiene mostrar nuestras distintas aristas a los demás. Es como si de forma continúa buscásemos esa aceptación, por ende nos comprometemos con determinadas acciones que de antemano sabemos que no seremos capaces de cumplir, pero ser sinceros de entrada supondría no cumplir con una expectativa impuesta por nosotros mismos, resultando incluso peor.
¿Qué podríamos hacer? Siempre, ser honestos. De entrada decir «no» puede resultar violento para los asiduos a la complacencia, pero todo es empezar. Te sugerimos que emplees en su lugar «no de momento» o incluso el socorrido «creo que no porque…» No hay nada más asertivo que expresar una opinión con las palabras creer o pensar, de verdad que son mágicas porque reafirman nuestra posición.
Una vez que hemos expuesto nuestra opinión o incapacidad para cumplir la propuesta pasaríamos a la fase negociar. Es decir, convenir con la otra persona otra posible fecha o condiciones de la acción. De esa forma, ganaremos en autoconfianza y lo más importante, habremos reafirmado nuestra valía ante los ojos del interlocutor. Eso sí, siempre y cuando seamos capaces de cumplir con aquello que acordamos.
De no ser así, las personas que nos rodean no confiarán en nosotros además de demostrar que nuestra palabra carece de valor. ¿A cuánto se cotiza tu autoestima?
Si hoy no ha sido un buen día, recuerda que mañana volverá a salir el sol.