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Entre mis primeros recuerdos del verano están: la sintonía del Telediario, los mundiales de fútbol de Naranjito y las colas en la caja del súper formadas por turistas de diferentes nacionalidades. Y esta última era la parte más divertida del día, incluso más que jugar en la arena. Veraneábamos en la playa de La Mata en la provincia de Alicante, en el edificio de Los Horóscopos junto al self-service de Felisa. En serio, era fascinante imaginar las conversaciones de las familias. En el número uno del ranking estaban los alemanes, parecían pasar el día de mal humor por la dureza de sus fonemas. Entonces, recuerdo con absoluta claridad cuando mi hermano ponía en práctica sus mejores frases en inglés acompañadas de su mejor sonrisa. Desde luego que era un guaperas, además de alzar casi un metro y noventa centímetros con quince años, entonces yo era preescolar. ¿Para qué tanto inglés? Se reía en mi cara, el muy socarrón. Y siempre contestaba : «Aprende inglis pitinglis, nena».
De ahí, el interés por aprender bien. Después, cuando decidí ser piloto a los 13 años obtuve una motivación más vitaminada. Más tarde, viajé a Estados Unidos para cursar COU, y aprendí mucho más sobre la importancia de los valores y la determinación. A mi regreso, seguí en contacto con su cultura y con mi familia americana.
Si tuviese que enumerar esa serie de hábitos que ayudan a mantener fresco un idioma extranjero diría:
-Sumérgete en esa cultura, interésate por sus celebraciones y descubre sus raíces.
-Las canciones y sus letras contienen una fuente inagotable de recursos y expresiones. ¿Sabes qué cantas?
-Películas con subtítulos en el idioma de origen. Aprieta «pausa» las veces que sean necesarias. Lleva una libreta de pequeño tamaño para tomar notas de cualquier palabra o expresión que te encantaría memorizar. Revísala por la noche, antes de ir a dormir para favorecer su retención en la memoria.
-Usa una grabadora, repite todas esas expresiones y escúchate. Al fin y al cabo, con la teoría clara, nuestra siguiente misión debería ser convertirnos en actores, sí, en actores, asocia cada lengua con el sonido de sus vocales.
-Cuando iba al instituto en América me ayudó enormemente imaginar que imitaba a los nativos, conversaba frente al espejo y mantenía largas conversaciones, durante al menos diez minutos cada día. Fue asombroso el resultado, en unos meses afiancé mi presencia expresándome en inglés. Tan importante es conocer la teoría como hablar con firmeza, tendemos a dudar de nuestro nivel de fluidez y a la hora de mantener una conversación gana más importancia nuestra inseguridad que el mensaje. Y la parte frustrante viene cuando por escrito es un mensaje redactado a la perfección.
-Aprovecha cualquier situación para hablar en ese idioma.
-Ten presente una actitud abierta, ríete de tus errores y corrige al máximo cualquier apunte gramático o de pronunciación.
-Busca en internet tutoriales de acento, aprende expresiones útiles y frases hechas. ¡Es hora de divertirse!
-Lee en voz alta y graba tus historias. Escucha tu propia voz en otro idioma. ¿Te atreves a grabarte en vídeo?
-Tener seguridad en uno mismo transmite confianza, habla con naturalidad, sé tú mism@.
-¿Conoces la película El discurso del rey? Te retamos a verla en inglés.
Recuerda, si hoy no ha sido un buen día, mañana saldrá el sol.